En un contexto donde las estructuras del poder apuntalan privilegios de las élites y perpetúan desigualdades promoviendo una democracia formalista -que no responde a las demandas y aspiraciones de la población-, la polarización se agudiza. La difamación de actores y persecución de la disidencia, criminalización de la protesta, el acceso limitado y fragmentado a la información o la exclusión de los espacios de decisión, constituyen otros elementos que recortan las opciones para la acción ciudadana.
El surgimiento de movimientos neo conservadores organizados que disputan el espacio cívico y las narrativas con los movimientos sociales progresistas en su lucha por la ampliación y garantía de derechos, constituyen flancos de extrema preocupación.
Sin democracias no hay derechos. Sin espacios democráticos seguros y plurales para la acción de la ciudadanía organizada, el goce y garantía de derechos se ve amenazado. Los derechos y libertades civiles y políticos se ponen en entredicho para preservar el “orden y la seguridad”, desde las autoridades y con respaldo de crecientes sectores de la ciudadanía.
En este escenario, resulta fundamental fortalecer el rol -histórico y actual- del movimiento de derechos humanos como actor promotor y habilitante de la defensa de la democracia y los derechos humanos en el Perú.
Asimismo, se hace necesario acompañar el crecimiento del movimiento feminista desde sus diversidades, haciendo frente no sólo a la agenda urgente por la justicia de género en el país, sino en la disputa frente al crecimiento de los movimientos conservadores en contra del enfoque de género.
En esta misma línea, el respaldo al periodismo independiente y de investigación adquiere particular relevancia, por tratarse de una actoría social esencial en la defensa de la democracia y el espacio democrático, por su capacidad de develar el poder y disputar las narrativas conservadoras y sus actores interesados.
Nuestras intervenciones giran alrededor de:
- Apoyo a organizaciones y defensores del espacio democrático