“Aquí estamos para que no se repita la historia”, nos dicen las máximas autoridades de las comunidades indígenas (Apus) de la Amazonía peruana en un momento decisivo, que podemos calificar como “la hora cero”, para el destino de los territorios que van a ser entregados nuevamente a la explotación petrolera para los próximos 30 años.
“La madre tierra está sufriendo, la teta se ha secado y está llorando por nosotros, los animales se están perdiendo” dice con voz preocupada Magdalena Chino, madre indígena de la FEDIQUEP. Y es que Magdalena es una de las cientos de personas que viven en las comunidades de las cuencas de los ríos Pastaza, Tigre, Marañón y Corrientes, donde se ubica el Lote Petrolero 192 (antes 1 AB), el más importante del país y que por estos días se juega su destino. Pero este no es un territorio común, es un territorio que ya ha vivido más de 40 años bajo la actividad petrolera y que les ha dejado gravísimos impactos ambientales, a la salud, sociales, económicos y culturales.
El diálogo interrumpido:
El Estado y las comunidades indígenas de la Amazonía peruana vienen intentando reanudar un diálogo interrumpido recientemente como parte de un proceso de Consulta Previa donde se deben concretar acuerdos para los próximos 30 años de la explotación petrolera del Lote 192.
El diálogo fue interrumpido porque el Estado no fue claro con sus respuestas frente a las exigencias de las comunidades del Pastaza y Corrientes de las Federaciones FEDIQUEP y FECONACO. [1]
Los desacuerdos se dieron en los temas de territorio, salud, desarrollo y beneficios. Este último punto fue el que generó más reacciones porque el poder Ejecutivo fue impreciso y sin respuestas claras.
Un ejemplo es la solicitud para la creación de un fondo de fideicomiso con un monto concreto para los 30 años de actividad para la implementación de proyectos de desarrollo en beneficio directo de las comunidades ubicadas en el lote. Los representantes del gobierno no dieron respuesta a esta exigencia. Estos desacuerdos y respuestas generales por parte de los representantes de gobierno interrumpieron el diálogo.
Las voces indígenas en idioma achuar y quechua se manifestaron frente a esta situación “El Estado pretende repetir la misma historia de 45 años de explotación petrolera", dijo el presidente de FECONACO, Carlos Sandi.
“Dicen como que no hay plata para nuestro fondo. Desde el año 70 hasta ahora, a dónde se ha ido esa plata [de las ganancias] del petróleo si no nos aceptan” dijo Aurelio Chino, presidente de FEDIQUEP.
Para Miguel Lévano, oficial de Industrias Extractivas de Oxfam en Perú este proceso de consulta es clave e histórico para el país. “Todos sabemos que lo que se logre con las comunidades de las cuencas del Pastaza y Corrientes será el logro también y punto de partida para otras comunidades que enfrentan situaciones similares. Ahora la pelota está en la cancha del gobierno central”, puntualizó Lévano.
Los pueblos indígenas Kichwas, Quechuas, Achuar y Urarinas que viven en esta zona ya decidieron entregar nuevamente su territorio para la explotación petrolera, pero esta vez han puesto condiciones, no quieren que se repita la historia, no quieren más contaminación, no quieren más vidas perdidas. Quieren que se respeten sus derechos, ahora la pelota está en la cancha del gobierno.
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[1] Federación de Comunidades Nativas del Corrientes (FECONACO) y Federación de Indígena Quechua del Pastaza (FEDIQUEP)