Un nuevo estudio alerta que la agricultura altoandina enfrenta su peor crisis en décadas. Fenómenos climáticos extremos están poniendo en riesgo la seguridad alimentaria en el Perú
Las lluvias son impredecibles, las heladas más intensas y los cultivos ya no alcanzan para alimentar a las familias. Así está transformando el cambio climático la vida en los Andes peruanos, según el estudio “Entre la escasez y la abundancia: la lucha por la seguridad alimentaria en los Andes”, elaborado por Oxfam, Fomento de Vida (FOVIDA) y la Confederación Nacional Agraria (CNA).
El informe revela que los fenómenos climáticos extremos están dejando estragos en la agricultura en Junín, Huancavelica y Cusco. Cultivos esenciales como el haba, la papa y el maíz se ven afectados, mientras plagas y enfermedades encarecen los costos de producción. Como consecuencia, la seguridad alimentaria de miles de familias campesinas —y del país entero— está en riesgo.
En 2023, la producción agrícola en el Perú cayó un 4.1%, la peor cifra en más de 30 años, según el Instituto Peruano de Economía (IPE). A esto se suma que más de 1.6 millones de hectáreas en 328 distritos están en riesgo debido a las heladas, lo que agrava aún más la vulnerabilidad del sector agrícola, según el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED).
Pero la crisis no solo afecta la producción de alimentos. El estudio también destaca la incertidumbre, el temor y la desesperanza que viven las y los agricultores, especialmente mujeres y jóvenes. La crisis climática está empujando a muchas familias a abandonar el campo en busca de empleo en otras actividades, como construcción y comercio, poniendo en peligro la sostenibilidad de la agricultura andina.
En este contexto, las mujeres campesinas enfrentan una doble carga. No solo asumen la mayor parte del trabajo no remunerado en el hogar, sino que también deben generar ingresos adicionales para sostener a sus familias.
“Estamos ante una crisis que no solo afecta la producción agrícola, sino que profundiza las desigualdades en las comunidades andinas”, aseguró Alejandra Alayza, directora de Oxfam en Perú. “Las familias agricultoras están en la primera línea del cambio climático, enfrentando pérdidas económicas y alimentarias sin suficiente apoyo del Estado peruano. Es prioritario fortalecer su resiliencia y evitar el colapso de la seguridad alimentaria en todo el país”.
A pesar de estos desafíos, las comunidades altoandinas han adoptado diversas estrategias para adaptarse. La diversificación de cultivos, la siembra y cosecha de agua y el uso de técnicas ancestrales han permitido hacer frente a algunas de las dificultades. Sin embargo, la falta de recursos y el acceso limitado a tecnologías apropiadas dificultan el éxito de estas iniciativas.
Por ello, el estudio hace un llamado urgente a adoptar un enfoque integral de políticas públicas que fortalezca la resiliencia de la agricultura familiar, donde las comunidades y sus conocimientos tradicionales estén al centro de la lucha climática. Esto implica el reconocimiento y puesta en valor del conocimiento tradicional de las familias campesinas y su participación en la toma de decisiones, así como el fortalecimiento de las capacidades de las comunidades, la promoción de la investigación y el desarrollo de tecnologías adaptadas a las condiciones locales.