En Perú se estima que 3 de cada 10 personas está expuesta a metales tóxicos, como mercurio, arsénico y plomo, según el Ministerio de Salud. En el sur andino, la exposición a estos metales enferma silenciosamente a millones de personas, dejando secuelas en su salud y sus medios de vida. Las mujeres no solo viven los impactos en su propio cuerpo, sino que también cuidan a quienes enferman y sortean múltiples barreras para acceder a la atención médica en sus territorios.
Kawsayninchis Hampiq Warmikuna (Mujeres que sanan) nació como un espacio de formación y articulación para fortalecer el liderazgo de las mujeres quechuas afectadas por metales tóxicos. En su primera edición, la Escuela de Mujeres Quechuas Afectadas por Metales reunió a 36 mujeres de Apurímac, Cusco, Moquegua y Puno, de entre 18 y 72 años de edad. Fue organizada por Oxfam, CooperAcción y Derechos Humanos Sin Fronteras, en articulación con la Plataforma Nacional de Personas Afectadas por Metales, Metaloides y otras Sustancias Químicas Tóxicas (PLANAMETOX), con el propósito de fortalecer sus conocimientos sobre los efectos de la contaminación en la salud, su vínculo con el trabajo de cuidados y la importancia de la política fiscal para garantizar derechos.
La escuela se desarrolló en dos etapas entre 2024 y 2025, completamente en quechua, su lengua originaria. En la primera, las participantes compartieron experiencias, aprendieron sobre salud comunitaria y entendieron cómo la contaminación impacta sus cuerpos y su entorno. En la segunda etapa, realizada en Cusco y Puno, se profundizó en liderazgo y participación política, con el objetivo de posicionar sus demandas en espacios de diálogo y toma de decisiones.
Un problema de salud pública invisibilizado
Durante años, muchas mujeres han sufrido enfermedades cuyo origen desconocían. Dolores de cabeza persistentes, fatiga extrema, problemas en la piel y enfermedades más graves se convirtieron en parte de su día a día.
En 2021, un estudio de Amnistía Internacional encontró que el 78% de una muestra de comunidades indígenas del sur de Perú tenía metales tóxicos en su organismo. Esta exposición, según la OMS, está vinculada a anemia, daño cerebral, enfermedad renal y cáncer.
En la Escuela Kawsayninchis Hampiq Warmikuna, las mujeres compartieron testimonios sobre cómo la contaminación ha afectado su salud, sus medios de vida y sus roles de cuidado. También se capacitaron para detectar signos y síntomas de intoxicación, acceder a rutas de atención en salud desde un enfoque intercultural y comprender los impactos diferenciados de la contaminación en su salud sexual y reproductiva.
Las consecuencias pueden ser devastadoras. Las participantes relataron un mayor riesgo de partos prematuros, abortos espontáneos y complicaciones en el desarrollo fetal, lo cual también ha sido advertido en un reporte del Relator Especial sobre sustancias tóxicas y derechos humanos de las Naciones Unidas.
Cuidar sin apoyo: el costo invisible de la contaminación
El trabajo de cuidados es una de las dimensiones menos visibles de esta crisis. Durante la escuela, se abrió un espacio de interaprendizaje sobre los costos y cargas de cuidado que enfrentan las mujeres debido a la contaminación.
En muchas comunidades, las mujeres que atienden a niños con metales pesados deben recorrer entre 30 minutos y 4 horas para llegar al establecimiento de salud más cercano, según relataron en la escuela. Además del tiempo, asumen los costos del traslado y el tratamiento, lo que incrementa su carga económica y emocional.
En el ámbito de justicia fiscal, se analizaron los presupuestos asignados a salud en las regiones afectadas. Las participantes identificaron brechas en la inversión pública y compararon los fondos destinados a la atención de personas expuestas con los costos reales que asumen las comunidades.
Por una respuesta integral del Estado
La Escuela Kawsayninchis Hampiq Warmikuna es parte de un esfuerzo más amplio de articulación entre mujeres quechuas del sur andino para defender su derecho a la salud y un ambiente sano, libre de contaminación.
En este contexto, las recomendaciones internacionales han instado al Estado peruano a tomar medidas concretas. En 2022, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, en el marco de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, recomendó que el Estado adopte un proceso presupuestario con perspectiva de género y asigne recursos suficientes para garantizar los derechos de las mujeres. Asimismo, señaló los efectos adversos de las industrias extractivas sobre la salud de las mujeres indígenas y llamó a garantizar reparaciones e indemnizaciones para aquellas afectadas.
“Warmikunaqa huñukuyta awamushayku, justicia rayku, allin kawsay rayku, huk sonqullan kayku, kaypimi kashayku, ñawpaqman purimushayku”. “Las mujeres estamos tejiendo unidad y resistencias, por más espacios, por justicia, por salud. Somos un solo corazón, ¡Estamos aquí! Y seguimos caminando”
Más allá del aprendizaje, la escuela ha permitido que las mujeres se articulen para exigir atención médica integral, monitorear la salud en sus territorios y reflexionar en torno a la carga de cuidados que asumen cuando el Estado está ausente. También han asumido el reto de dar seguimiento a los presupuestos públicos destinados a la atención de personas afectadas por metales tóxicos y participar en el diálogo con gobiernos locales y regionales para garantizar respuestas efectivas.