El Perú se ha convertido en el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica, mientras que la agricultura familiar y el agro peruano en general se encuentran en una profunda crisis a raíz del COVID-19, la escasez de fertilizantes y el cambio climático. Estas sucesivas crisis están afectando de forma diferenciada a las mujeres rurales e indígenas, históricamente invisibilizadas por las brechas de género y el machismo, así como las débiles políticas del Estado peruano para atender sus demandas, según advirtió un reciente informe de Oxfam en Perú.
Frente a este complejo escenario, mujeres de diversas organizaciones y gremios agrarios del país participaron en el II Encuentro de Voceras Climáticas Rurales Andinas y Amazónicas, organizado por Fomento de la Vida (FOVIDA) y Oxfam en Perú en el marco del proyecto Sembrado Diversidad=Cosechando Seguridad con apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Sida).
“La agricultura familiar está siendo relegada, afectando los medios de vida de las poblaciones rurales y principalmente de las mujeres. A las sequías y heladas se suman los incendios forestales que están provocando la pérdida de ecosistemas y diversidad”, aseguró Lucinda Quispealaya, lideresa de la base regional de Junín de la Confederación Nacional Agraria (CNA) y del Grupo Impulsor de Líderes y Lideresas Agrarios de Junín. “En el encuentro hemos presentado propuestas para mejorar las normas y políticas de Estado para el respeto de la diversidad cultural y la cohesión de los pueblos indígenas y originarios”.
Este espacio, que se llevó a cabo el 11 y 12 de octubre, sirvió para fortalecer sus capacidades y vocerías políticas, identificar los impactos diferenciados que sufren por la crisis climática, alimentaria y agrícola, así como habilitar el diálogo político con funcionarios alrededor de sus demandas.
“Cada día son más visibles las consecuencias de cambio climático; sumado a la crisis alimentaria y alza de precios que nos acecha”, aseguró al respecto Angel Villavicencio, coordinador del proyecto de FOVIDA. “Es indiscutible que son las mujeres rurales e indígenas quienes sufren más las consecuencias de manera diferenciada por una cuestión de género, intercultural y por ser quienes resisten desde los territorios”.
En efecto, para Ana Lucía Núñez, oficial de Justicia Alimentaria de Oxfam en Perú, “la incertidumbre climática es un factor adicional que contribuye a agudizar aún más la inseguridad alimentaria, por lo que es necesario habilitar espacios de diálogo e intercambio, fortalecer a las comunidades en sus estrategias para atender estas crisis, en especial, a las mujeres”. “Esperamos que este espacio haya contribuido a poner en el centro el debate en torno a políticas y programas específicos para atender sus demandas”.
Una agenda común
Las lideresas se pronunciaron con una agenda común para hacer frente a la crisis agroalimentaria y climática desde un enfoque de interculturalidad y género. En esta agenda se incluyeron propuestas dirigidas a funcionarios y funcionarias de gobiernos locales, regionales y nacionales en el Perú.
Entre estas, destacan la reestructuración del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), a fin de que responda a sus necesidades; el cambio de fondo en la política pública agraria para descentralizar los recursos que financien políticas regionales y locales a favor de la agricultura familiar; la actualización participativa del Censo Nacional Agrario (CENAGRO) y el Padrón de Productores Agrarios (PPA); al igual que el Fondo de Emprendimiento de Mujer Rural e Indígena forme parte de la Ley de Presupuesto Público Anual y se garantice su gradual incremento presupuestal, entre otros.
Estas propuestas fueron presentadas ante representantes del MIDAGRI y el Ministerio del Ambiente (MINAM) para exigir una política integral a favor de las mujeres rurales, campesinas, indígenas andinas, amazónicas y costeras.