Los distritos con mayor pobreza monetaria y con menor índice de Desarrollo Humano (IDH) presentaron menores tasas de cobertura durante el proceso de vacunación contra la covid-19 en el Perú, según el reciente informe “Vacunas y desigualdad: lecciones de la vacunación contra la covid-19 en el Perú”, elaborado por Gobierna Consultores y Salud con Lupa, con el apoyo de Oxfam.
Para el segundo trimestre de 2022, cuando la mayoría de distritos de la costa y la sierra habían alcanzado más del 100% de cobertura de primeras dosis, algunos distritos amazónicos con pueblos indígenas registraban menos del 40% de cobertura. Mientras que, en la segunda y la tercera dosis, los distritos amazónicos apenas alcanzaron una cobertura del 30% y menos del 15% respectivamente, para ese mismo período.
Un aspecto importante fueron las limitaciones de los gobiernos regionales, tanto en términos de recursos logísticos y humanos (disponibilidad para alquilar botes, adquirir combustible, viáticos, pasajes y alimentación del personal de salud para llegar a las zonas rurales e indígenas) como en las capacidades de gestión para adaptar la estrategia de vacunación a necesidades específicas de su población, como la difusión de mensajes culturalmente pertinentes en su lengua y a través de promotores que actuaran como enlaces entre el Estado y las comunidades. Así, en febrero de 2022, un año después del inicio de la vacunación en el país, regiones como Madre de Dios, Amazonas, Ucayali y San Martín no llegaban ni al 70% de su población vacunada con la primera dosis.
Por otra parte, las constantes crisis políticas habrían tenido un importante impacto en el proceso de vacunación. Los cambios repentinos que se produjeron después del primer año de la vacunación afectaron la estrategia sanitaria contra la covid-19. La crisis interna del MINSA impidió que se establecieran de manera pertinente las medidas específicas necesarias para llegar a la población más vulnerable que no estaba vacunada y saldar la deuda pendiente con la población que vive en las áreas rurales.
La Amazonía al final de la fila
De acuerdo al Informe, cuando comenzó el proceso de vacunación en el país, los distritos de la Amazonía presentaron más retrasos que los de la sierra y la costa en la cobertura de primeras dosis. Para el segundo trimestre de 2022, la mayoría de distritos de la costa y la sierra alcanzaron más del 100% de cobertura de primeras dosis, mientras que los distritos amazónicos llegaron a una cobertura de 95.7%. La brecha creció en los distritos amazónicos con pueblos indígenas, como Cahuapanas y Andoas (Loreto) que registraron menos del 25% de cobertura de la primera dosis. En tanto, los distritos de El Cenepa, Imaza, Río Santiago y Nieva (Amazonas), y Yaquerana, Manseriche y Balsapuerto (Loreto) no superaron el 40% en primeras dosis hasta ese período.
Cabe recordar que, si bien la pandemia puso en emergencia a todo el país, para la mayoría de comunidades indígenas las condiciones para sobrellevar el estado de emergencia fueron peores debido al histórico abandono del Estado. Muchas de las muertes por covid-19 ni siquiera se contaron. Durante la pandemia hubo un subregistro de las poblaciones indígenas contagiadas y fallecidas por esta enfermedad e incluso, cuando se sinceraron las cifras oficiales sobre el número de muertes por el virus, no se incluyó la variable étnica en los registros administrativos de las instituciones del Estado. Su inclusión llegó después de junio de 2021, pero no existe un informe oficial sobre el efecto de esta medida.
Desigualdades históricas que se mantienen
La cobertura de vacunación contra la covid-19 tuvo grandes variaciones en el Perú de acuerdo a las características de las regiones, como sus condiciones económicas, densidad poblacional, vías de transporte y comunicación, según se aprecia en el Informe. Los distritos con mayor pobreza monetaria (con ingresos insuficientes para adquirir una canasta básica de alimentos) y con menor Índice de Desarrollo Humano (menor esperanza de vida, menor acceso a la educación y menor calidad de vida) presentaron menores tasas de cobertura del esquema de inmunización. Estos distritos están ubicados principalmente en la selva y sierra rural del país, en zonas de frontera o de complicado acceso geográfico.
Tal es el caso de Andoas (Loreto) y El Cenepa (Amazonas), distritos que no habían alcanzado el 25% de cobertura de vacunación con la primera dosis al segundo semestre de 2022. Y en distritos andinos como Copani y Huayrapata (Puno), la cobertura de la primera dosis para el mismo periodo llegó al 62% cuando la meta para esa etapa era llegar a más del 90% de la población objetivo.
Estos indicadores son síntomas de las aún grandes limitaciones de la descentralización del Estado para romper con las desigualdades que le impiden ser eficaz en las respuestas de atención de todos sus ciudadanos y ciudadanas.
La organización comunal en primera línea frente a la covid-19
La dificultad del Estado para atender cabalmente la emergencia sanitaria llevó a la activación de los comités comunitarios anticovid, iniciativas de auto organización comunitaria que permitieron prevenir los contagios mediante el uso de mascarillas, orientar a los enfermos para sobrellevar la infección en sus casas, ayudar a los afectados a conseguir oxígeno y hasta buscar camas en hospitales. Así, durante el 2020, cuando muchos establecimientos de salud colapsaron por limitaciones de personal y equipos, los comités comunitarios anticovid se sumaron a la primera línea de respuesta a la pandemia. Un claro ejemplo es el del Comité Anticovid de Santa Rosa, distrito de Comas, el cual recolectó y distribuyó alimentos a las familias vulnerables y también orientó a las personas con covid-19.
Casi diez meses después, en enero de 2021, el Ministerio de Salud reconoció su labor y aprobó una guía que respaldó el trabajo de los comités comunitarios. Sin embargo, durante el proceso de vacunación contra la covid-19 no se aprovechó ese nivel de organización social en todas las regiones donde estaban presentes para sensibilizar a las personas sobre la importancia de la vacunación y disminuir la información confusa o falsa relacionada a las vacunas. Algunos comités comunitarios anticovid se convirtieron posteriormente en comités de salud de sus barrios en la medida que disminuían los riesgos frente al coronavirus y surgían otras necesidades y emergencias.