Desde el año 2006, el Perú ha experimentado una impresionante tasa anual de crecimiento económico, superior al seis por ciento. La minería ha sido la fuerza principal detrás de este extraordinario crecimiento: El Perú concentra la mayor cantidad de grandes empresas mineras en cualquier país del mundo y también se encuentran en el país un centenar de mineras junior, enfocadas principalmente en tareas de exploración.
Sin embargo, este gran aumento de la actividad minera en el país, ha sido acompañado por el incremento de conflictos y violencia alrededor de operaciones mineras a gran escala, principalmente ubicados en la zona rural andina caracterizada por sus altos niveles de pobreza.
Temiendo que los proyectos mineros contaminen sus tierras y fuentes locales de agua, las comunidades han tratado de bloquearlos y han expresado frustración por la ausencia de mejoras en su calidad de vida, pese a las tremendas ganancias generadas por las compañías mineras que operan en su vecindad. Mientras que el gobierno, preocupado por potenciales trastornos a la inversión extranjera en el sector minero como producto de las protestas locales, ha respondido con enérgicas medidas contra dichas protestas y ha criminalizado actividades definidas como “anti-minería”.
Marzo 2009 / 14 páginas