Cada 17 de octubre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza con el propósito de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 de la Agenda 2030: Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo. Sin embargo, alcanzar dicho objetivo se encuentra en constante amenaza por el modelo desigual que se profundiza en un contexto de crisis climática, crisis alimentaria sin precedentes[1] y de pandemia. El informe “Las desigualdades matan”, publicado por Oxfam en 2022, evidencia que “la riqueza de los diez hombres más ricos del mundo se ha duplicado, mientras que los ingresos del 99% de la humanidad se habrían deteriorado a causa de la COVID-19”. Además, señala que “conjuntamente, 252 hombres poseen más riqueza que los mil millones de mujeres y niñas de África, América Latina y el Caribe”. Precisamente, esta última cifra nos interpela a pensar desde una perspectiva de género algunos nudos que obstaculizan la efectiva erradicación de la pobreza.
Las desigualdades extremas que afectan de manera desproporcionada a mujeres, niñas, personas en situación de pobreza y personas racializadas son una forma de violencia económica que hace parte de un modelo que contiene nudos estructurales, como la división sexual y organización desigual del trabajo, que impiden poner en el centro la vida. Es esencial identificar la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado -que posiciona a las familias como principales proveedoras de cuidados y, dentro de estas, a las mujeres- como nudos que forman parte (invisibilizada) de un sistema que no es sostenible, plantea flujos desiguales y profundiza los índices de feminidad de la pobreza.
En este sentido, la I Encuesta nacional de percepción de desigualdades (ENADES 2022), realizada por Oxfam y el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), evidencia esa división sexual del trabajo que se perpetúa en la sociedad peruana: el 87% de hombres encuestados refiere que su principal ocupación es remunerada, frente al 45% de mujeres; y el 43% de mujeres encuestadas refiere que las tareas del hogar no remuneradas son su principal ocupación, mientras que solo el 2% de hombres las señalan como principal ocupación.
De la misma forma, la Encuesta uso del tiempo y trabajo de cuidados no remunerado, elaborada con el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán y el IEP en 2021, muestra cómo la desigual distribución de las labores de cuidados no remuneradas entre varones y mujeres genera una sobrecarga en ellas, además limita su tiempo para la generación de ingresos. Ese menor tiempo para generar ingresos denota la posible pérdida de autonomía económica para las mujeres y la necesidad de encontrar trabajos más flexibilizados, precarizados o part-time.
De acuerdo a este estudio, en el 82% de hogares peruanos, la mayor parte de los cuidados los asumen las mujeres. Además, la encuesta refleja que ellas destinan semanalmente 27 horas más que sus pares varones para labores de cuidados como lavar, cocinar, limpiar, cuidar a otra persona del hogar y acompañar a niñxs en clases virtuales. La desigual distribución de uso del tiempo en las labores de cuidados ha impedido que muchísimas mujeres se reincorporen a los mercados de trabajo.
El informe Las desigualdades matan, alerta que, a nivel global, “mientras el empleo masculino se recupera rápidamente, en 2021 hubo 13 millones menos de mujeres empleadas que en 2019. En América Latina, por ejemplo, la tasa de ocupación de las mujeres se ha reducido en un 9,4%. Esta situación ha ampliado la existente brecha salarial de género que tardará 135 años en cerrarse, en vez de los 99 años estimados antes de la pandemia.[2]. Por su parte, la encuesta de Flora Tristán y el IEP, señala que el 44% de personas encuestadas debieron dejar su trabajo. Allí se observa la brecha del impacto de la distribución desigual de las labores de cuidados dentro del hogar: el 15% de mujeres encuestadas debieron dejar de trabajar por la dedicación a los cuidados, mientras que solo el 5% de hombres tuvo que hacerlo por el mismo motivo. A su vez, la mayor parte de las personas que dejaron su trabajo viven en zonas rurales y se encuentran en una situación socioeconómica muy baja; lo que denota el acceso desigual a mecanismos y estrategias que permitan conciliar el trabajo de cuidados no remunerado y el trabajo remunerado.
Para atender estas problemáticas, en la región latinoamericana partimos de estrategias que están basadas, sobre todo, en el mercado y la familia por la ausencia de políticas y servicios de cuidados estatales universales y de calidad. El estudio ‘Growth to limits of female labor participation in Latin America´s unequal care regime’ de Martinez Franzoni y Filgueira precisa que estas estrategias, cuyo acceso entre las mujeres diversas y plurales es desigual, suelen abarcar los siguientes mecanismos: maternidad aplazada o ausencia de hijxs, infraestructura y tecnología que ahorra tiempo (lavadora, cocina, acceso a agua potable, gas, entre otras), aumento del trabajo doméstico remunerado, sistemas de licencias y transferencias públicas, aumento de las formas de servicios de cuidados no basados en el hogar y el trabajo no remunerado de otras personas integrantes de la familia, en su mayoría mujeres.
Todo esto demuestra que la sostenibilidad de la vida se encuentra íntimamente interrelacionada con el objetivo de erradicación de la pobreza. Para pensar en una transición a un modelo que ponga en el centro los cuidados de las vidas humanas y naturales es clave identificar los nudos estructurales en el conjunto de políticas públicas y reconocer los cuidados como un pilar esencial del bienestar. La especialista en Género y Políticas de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo, Valeria Esquivel, sostiene que “los tres pilares clásicos del bienestar vinculados a salud, educación y seguridad social están siendo complementados con un ‘cuarto pilar’, que reconoce el derecho a recibir atención en situaciones de dependencia”[3]. Mientras que para la economista feminista Cristina Carrasco, poner los cuidados en el centro es pasar del “objetivo del beneficio hacia el objetivo de la vida”[4] contribuyendo desde la sostenibilidad de la vida a la justicia social y a la erradicación de la pobreza.
REFERENCIAS:
[1] “La crisis alimentaria mundial que vive el planeta, fruto de una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas, provoca que el número de personas hambrientas a escala global haya crecido de 282 millones a 345 millones en sólo los primeros meses de 2022”. Naciones Unidas (13 de octubre, 2022). El mundo se enfrenta a una crisis alimentaria sin precedentes y sin final aparente. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2022/10/1516122
[2] Ahmed N. et al. (2022). Las desigualdades matan: Se requieren medidas sin precedentes para acabar con el inaceptable aumento de las desigualdades por la COVID-19. Oxfam Internacional.
https://www.oxfam.org/es/informes/las-desigualdades-matan
[3] Esquivel, Valeria (2012) «Cuidado, economía y agendas políticas: una mirada conceptual sobre la organización social del cuidado en América Latina», en Esquivel, V. (ed.) La economía feminista desde América Latina: Una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región, Santo Domingo: ONU Mujeres.
[4] Carrasco, C (2013) El cuidado como eje vertebrador de una nueva economía. Cuadernos de Relaciones Laborales. Vol. 31, Núm. 1 39-56 (1)
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Ahmed N. et al. (2022). Las desigualdades matan: Se requieren medidas sin precedentes para acabar con el inaceptable aumento de las desigualdades por la COVID-19. Oxfam Internacional.
https://www.oxfam.org/es/informes/las-desigualdades-matan
Carrasco, C (2013) El cuidado como eje vertebrador de una nueva economía. Cuadernos de Relaciones Laborales. Vol. 31, Núm. 1 39-56 (1)
Esquivel, Valeria (2012) «Cuidado, economía y agendas políticas: una mirada conceptual sobre la organización social del cuidado en América Latina», en Esquivel, V. (ed.) La economía feminista desde América Latina: Una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región, Santo Domingo: ONU Mujeres.
Martínez Franzoni, Juliana y Fernando Filgueira (2019) Growth to limits of female labor participation in Latin America´s unequal care regime. Social Politics, vol. 26 (2): 245-275