Escuchar el webinar, realizado el 10 agosto 2020, en español o inglés.
La vida de 45 millones de personas que pertenecen a 800 pueblos indígenas en América Latina está en peligro por la COVID-19. Se enfrentan a la pandemia en condiciones de exclusión social, racismo y discriminación, poniendo en evidencia desigualdades históricas y una precariedad extrema en los servicios básicos de salud. A la vez, aumenta la violencia sobre los territorios, provocada por actividades extractivistas que sobreexplotan la naturaleza y concentran aún más la riqueza a costo de la salud de los pueblos y del planeta. ¿Qué acciones se deben tomar para proteger la vida y garantizar los derechos de los pueblos indígenas?
Comentaron al respecto:
- Francisco Calí Tzay – Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas;
- Melania Canales Poma – Presidenta de la ONAMIAP y Coordinadora del ECMIA Sur, representante del Foro Indígena de Abya Yala;
- Deris Paz – Integrante de Fuerza de Mujeres Wayúu y defensora de derechos humanos en La Guajira, Colombia;
- Asier Hernando – Director Regional para Oxfam en América Latina y el Caribe;
El panel fue moderado por Lise Josefsen Hermann, periodista independiente.
El conversatorio se ha sumado a otros similares realizados en marco de la celebración del Dia Internacional de Pueblos Indígenas y fue una oportunidad para escuchar la voz desde diferentes ángulos y espacios.
En marco de la diversidad de panelistas, varios de los mensajes fueron comunes, los cuales se centraron en: (i) derechos a la salud, mismos que la emergencia del COVID-19 ha demostrado que todavía es un privilegio de pocos; (ii) mujeres indígenas discriminadas por ser mujeres, indígenas y pobres, donde los riesgos de violencia las hace más vulnerables; (iii) población de la tercera edad en alto riesgo, donde la pérdidas de vidas no solo afecta a las familias, sino a la comunidad y al pueblo indígena, principalmente en aquellos que la lucha por el derecho al territorio aún queda pendiente; (iv) demanda del fortalecimiento de la actividad productiva y económica, principalmente de la mujeres indígenas y; (v) la violencia y el incremento del riesgo de los defensores y defensoras de tierra, territorio y medio ambiente.
Sin embargo, bajo ese escenario nada positivo, surgieron también respuestas alentadores, como las respuestas propias desde los territorios y de las propias organizaciones indígenas para hacer frente al impacto del COVID-19 y que la región cuenta con recursos, quedando el desafío, que los mismos sean mejor distribuidos.