Autores: Angel Villavicencio Durán, Saúl Povez (FOVIDA), Ana Lucía Núñez & Carolina Oviedo (Oxfam en Perú)
En el marco del proyecto SD=HD, ejecutado por FOVIDA y financiado por OXFAM, se vienen realizando talleres sobre Nuevas Masculinidades con participación de autoridades locales y productores de los distritos de Acostambo y Ñahuinpuquio (Tayacaja), Paucará y Rosario (Acobamba) en Huancavelica y Masma Chicche(Jauja) en Junín. Con la finalidad de que los hombres reflexionen sobre las estructuras demasculinidad hegemónica que predomina en la sociedad y se replica en sus territorios. A su vez, que se evidencien las implicancias de esas estructuras en las desigualdades entre hombres y mujeres en las dimensiones: familiar, social, cultural y económica. A la fecha han participado 59 hombres.
Con la facilitación de un especialista en Nuevas Masculinidades y el uso de herramientas audiovisuales, los participantes identificaron y analizaron, a partir de sus vivencias y sentires, tanto los roles asociados a hombres y mujeres como los mandatos y procesos de aprendizaje y socialización de su masculinidad. Además, dialogaron sobre sus limitaciones para expresar sentimientos y emociones, especialmente aquellas socializadas culturalmente a las mujeres como la ternura, dolor, incertidumbre e inseguridad; y reflexionaron sobre los mandatos relacionados con el ejercicio de su sexualidad y los aspectos violentos como mecanismo de expresión de una superioridad y jerarquización aprendida.
Taller de Nuevas Masculinidades, grupo que trabaja en una hoja “VARON”
A raíz de esto, identificaron y analizaron como esos mecanismos influyen en la convivencia con sus parejas y en la formación y desarrollo de sus hijos e hijas. Reflexionaron sobre experiencias de violencia vividas en sus hogares durante sus infancias, la violencia física y psicológica que ellos ejercen hacia sus parejas, los efectos en la conducta de sus hijos y en la reproducción y fortalecimiento de patrones violentos y disciplinadores. A su vez, reconocieron que, en la mayoría de sus familias, el diálogo entre parejas es poco común, siendo generalmente el hombre -el esposo- quien decide resolver los problemas de la familia de forma unilateral. Esto refuerza la violencia y acentúa las relaciones desiguales de poder por motivos de género.
Si bien no podemos hablar aún de un impacto propiamente dicho se han dado pequeños cambios, los que se aprecian en las expresiones de los hombres participantes respecto a sus pares mujeres:
“…voy a mejorar la relación con mi esposa y mis hijos”
“Quiero que mis hijos no vivan lo que yo viví cuando era más chico”.
Como también en actitudes favorables y compromisos de asumir responsabilidades que surgen de las labores domésticas y de cuidados. Destacan entre sus expresiones:
“Voy a llevarlos los conocimientos de hoy a mi familia y amigos”
“… de aquí en adelante voy a demostrar más afecto a mis hijos.”
“Hay que ayudar dentro de la comunidad y no permitir que se maltrate ni a las mujeres ni a los niños”
“Usar la comunicación con nuestras esposas, e hijos, puesto que ellos aprenden y es lo que harán cuando formen sus propias familias”.
Los participantes consideran que los talleres son de gran ayuda porque encuentran formas distintas de resolver sus conflictos: dialogando, aprendiendo a escuchar y expresando sentimientos y pensamientos. Además, algunos se están involucrando más en las labores de cuidados en el hogar como en las actividades escolares de los hijos, el tiempo de almuerzo en familia, interesándose en los problemas domésticos, tratando de relacionarse mejor con su pareja y mejorando su trato. Sin embargo, refieren que es difícil cambiar de un día para otro los patrones aprehendidos desde las infancias, pero indican que es necesario el cambio, priorizando su uso de tiempo para fortalecer el vínculo con sus parejas e hijos.
Por lo tanto, se observa que al culminar los talleres los participantes se han comprometido con el cambio y la construcción de nuevos patrones de vida, basados en el respeto hacia la otra persona. Además, asumieron que la prevención de la violencia se basa tanto en la práctica de lo aprendido en la familia y en la comunidad como al compartir los temas en su comunidad, familia y organización.
Desde FOVIDA nos reafirmamos en la importancia de seguir trabajando el tema de masculinidades como forma de contribuir a relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres en los ámbitos de intervención. Esto implica reflexionar desde sus experiencias de vida y deconstruirse desde aprendizajes que aporten a las nuevas formas de masculinidades, democráticas y no violentas. En ese sentido, consideramos que de cara al futuro los talleres de masculinidades generarán condiciones para construir relaciones de pareja e infancias libres de violencias, familias democráticas y nuevas formas de convivencia en comunidad donde se reivindiquen los derechos de las mujeres en pos de valorización y distribuciones equitativas en los trabajos de cuidados para la igualdad.